2008-04-23

Inédito


El foco de la Federación estaba en el matadero. (Echeverría, Esteban, 1838 aprox.)


0.
Mirar al mar, desde la Rambla, estaba prohibido. La policía patrullaba. Algunas noches había bajado furtivamente, cuando ya no podía soportar la falta de su dosis: aquella negra masa de agua lo relajaba. Un horizonte oscuro donde ahogar la memoria. Después del Fin nadie más había migrado, decían. Sabían que no vendría nadie más del otro lado a cambiar nada. Pero los funcionarios seguían teniendo miedo. Eso pensaba Marc.

I.
Corrían tiempos difíciles. Marc lo sabía. Por eso lo había intentado varias veces, cumplir lo que ya era un viejo deseo. El cuchillo en la mano, junto a su cuello. La sangre latiendo por toda la hoja. “¡Vamos, cabrón!”- se decía esas veces- “¡No eres tú!”. Pero nada ocurría del otro lado del espejo quebrado. Nunca tenía valor para acabar; cuatro ojos miraban su boca reseca y jadeante tiritando de miedo. Salía del cubículo y entregaba la llave al siguiente de la fila, guardándose el cuchillo. (El matadero, inédito.)

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"Sin embargo yo creo que aquel niño se fue con ellos y todos juntos viven con otras personas y es a ellos a quienes los muebles recuerdan. Ahora yo soy otro, quiero recordar a aquel niño y no puedo. No sé cómo es él mirado desde mí"

Felisberto Hernández, "El caballo perdido".