2007-05-18

El sueño de lo real

No tengo horarios. Apenas me levanto pienso antes de en lo que debo hacer, en qué me apetece. Viajo. Cruzo por la espalda de ciudades imprevistas. Leo mucho, escribo menos. Cobro, menos aún. Mi vida transcurre al margen de eso que llaman "trabajo fijo". Aunque mi esfuerzo lo regula el régimen de la seguridad social, aunque dedico mis energías a un trabajo, no percibo dinero por lo que hago a diario y sin embargo la remuneración me llega cada mes, sin esfuerzo. Por eso mismo siento que algo está yendo mal y me aterra pensar que esté cada día más lejos del sueño de lo real. Y el sueño de lo real es trabajar de nueve a tres, llegar temprano, tratar de agradar a mi jefe, imponerme retos nuevos, objetivos que lleven a mejoras salariales, engordar el curriculum robando horas al sueño, presentando informes, recibiendo aplausos, correr de un lado a otro llegando tarde, pidiéndole favores a los compañeros, devolviéndolos, ofreciendo una sonrisa a desconocidos, intercambiando mails y tarjetas de visita a color, sudar por pagar una hipoteca, cambiar a un coche más adecuado, hacer todas las llamadas desde mi teléfono móvil 3G, cambiar de casa a una mayor, enviar faxes, aprender a recorrer la terminal 4 del aeropuerto de Barajas con dirección a lugares que ni siquiera tuvimos tiempo de imaginar con un maletín al hombro y una minimaleta de ruedas, oler a café, a tabaco, en vasos de plástico y cartón coloreados, estrechar manos, llevar un paquete de smint en el bolsillo interior de la americana, ponerme en posición de desear acabar con el sueño. Hacer, en resumidas cuentas, todo lo posible para poder algún día despertar, al otro extremo, en la misma vida que ahora llevo, en la que no deba rendir cuentas, cumplir horarios, vivir esclavo del reloj, de la hipoteca y no tenga que sonreír por obligación.

Jesús Montoya Juárez

4 comentarios:

Bobby dijo...

Dentro de todo lo cotidiano puede haber una vorágine de libertad y novedad. Abrazos y ánimo Jesús!

Alfonso E. dijo...

¿El sueño de lo real es eso? Entonces yo prefiero quedarme en mi realidad (o soñar con algo más irreal) :). Un abrazo.

N dijo...

Cuando despertamos de un sueño no recordamos una cantidad de detalles que nos hacen dudar de aquello con lo que estábamos disfrutando. Cuando imaginamos y deseamos, nos saltamos un montón de detalles que hacen casi irreal el sueño que andamos persiguiendo.
La realidad llega todos los días con miles de detalles para demostrar que los sueños son necesarios. Yo también quiero despertar en el punto que señalas.

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Fascinante; ahora, eso sí, lo de ganar dinero así, porque sí, eso sí que tiene mérito. Lo otro, lo de trabajar de ocho a tres, y eso, yo ya lo he probado, y no creas que te lo recomiendo.
Enhorabuena por el blog, está muy bien.

"Sin embargo yo creo que aquel niño se fue con ellos y todos juntos viven con otras personas y es a ellos a quienes los muebles recuerdan. Ahora yo soy otro, quiero recordar a aquel niño y no puedo. No sé cómo es él mirado desde mí"

Felisberto Hernández, "El caballo perdido".