2011-01-25

Fragmentos perdidos de un verano en facebook





Esta casa y sus fantasmas.
27 julio 2010.

Últimamente se vuelven algo borrosas las efemérides. Las unas se me confunden con las otras. El 8 de julio doblamos de nuevo la esquina de una de ellas, esta vez casi sin hacer ruido. Un padre que se ha ido se convierte en muchas cosas que no son él, sino sus fantasmas. Ültimamente se ha vuelto un puñado de consejos que desgracidamente nunca me aplico y unas cuantas experiencias vitales a evitar a toda costa que sin embargo regresan inevitablemente encarnadas en mi piel. Dejá vu que se resisten a abandonarme. Y una casa, esta casa, donde con persistencia la memoria me asalta en cada uno de sus rincones. Son asaltos amables, imágenes fantasmáticas que se superponen al presente y siembran su cuota de angustia, de alegría, de nostalgia, de dolor. Suele sucederme a esta hora: cuando el día agota sus tareas, con ternura me llevan de la mano a dormir en la certeza de que de algún modo ayudan a rearmar mis propias piezas para dar algo bueno de mí al día siguiente. Y duermo plácidamente, en paz.

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"Sin embargo yo creo que aquel niño se fue con ellos y todos juntos viven con otras personas y es a ellos a quienes los muebles recuerdan. Ahora yo soy otro, quiero recordar a aquel niño y no puedo. No sé cómo es él mirado desde mí"

Felisberto Hernández, "El caballo perdido".