2007-11-22

La poesía y la vida

Foto: Natalia Moraes, Palavas le Flot (Francia) 06.


Del vitalismo romántico, el socialismo utópico y las reacciones frente a los efectos del positivismo y la modernización capitalistas, emerge una paradoja que se instala en el centro del arte y la literatura modernas, en el núcleo de las vanguardias y el modernismo hispanoamericano, por ejemplo: la duda entre qué hacer, si el arte o la vida, la obsesión por conciliar ambas cosas, hallar un continuo que las disponga en el mismo plano, que ha de ser el del “tiempo de los hombres”, un tiempo que- aunque lo sepamos sigue siendo triste recordarlo- nunca acaba de pertenecernos. Los dos caminos que se nos ofrecen son, por un lado, hacer vida del arte, uno puede leer desde aquí a Darío, y, en segundo lugar, hacer arte de la vida, que podría describir a grandes trazos la lección de Martí. A pesar de que a priori parezca imposible que estos caminos literalmente se crucen, estos cruces sin embargo se dan, podemos leerlos en la Historia, y creer en que estos cruces maravillosos siguen abriendo arañazos en la dura piel de la utopía- como pedía Nietzsche- es, más que posible, necesario.

A los que no llegaremos nunca a Martís ni Daríos, ni, por supuesto, pretendamos alcanzar la sombra de los que, en el nuestro o en otro tiempo, con falsa o real modestia, tampoco sintieron llegar a ellos, nos queda el deber de traducir a nuestro dialecto, balbuceo, desengañado o posmoderno, los relámpagos de aquellos gigantes que alguna vez entrechocaron sus armas en el cielo, mirar en lo pequeño el tente de piezas partidas que se reparten ahora por el suelo de nuestro cuarto de juegos, y dar sentido a la vida desde la fe o la sorpresa de creer que, aun lo imposible, “creer en serio en lo que no se cree”, es posible, y que aunque el tiempo no nos pertenezca, precisamente es por eso que en esta sociedad de comercio, de imagen pornográfica, resulta todavía esa cosa fantasmal y tan valiosa.

La madurez, si es que es eso que nos pasa cuando no conectamos con nuestro yo de otros años, tiene que ver también con descubrir que quizás las expectativas vitales deben redimensionarse al tamaño real de nuestras manos, al contar los peldaños de la escalera que a nuestra disposición tenemos para alcanzarlas. Pero es ahora cuando los grandes relatos de nuestra vida se reformulan, o se vuelven medianos, cuando dan inicio otras historias, diminutas, insospechadas, celulares, que zarandean e iluminan con la irresistible verdad de los átomos, y en ellas leemos de pronto, donde menos imaginábamos, el érase una vez de ese cruce, que pensábamos no nos estaba destinado, entre poesía y vida. Hoy me ha sido regalado ese momento- en forma de oración- que guardaré para siempre como el primer regalo que me ha hecho mi Sofi.

5 comentarios:

Iván Islas (1976) dijo...

Me encantó la reflexión... Veo que la paternidad debe ser algo que marca la existencia de todo hombre. Ya quiero ver a Sofí!

Ra dijo...

Precioso.

Bobby dijo...

Ah, quien pudiera ser padre! Enhorabuena J!

Anónimo dijo...

Jesús... Es PRECIOSO... Una maravilla lo que nos acabas de regalar con tus palabras... La experiencia de la paternidad debe ser algo extraordinario.. De pronto todo cambia. La poesía y la vida, el acto cumbre de la creación humana... Es precisamente la vida lo que otorga el sentido a la propia vida... Maravillosas palabras, Jesús. Ya tengo también ganas de conocer a Sofi! (No sabía que fuera una nena! Qué ilusión..) Un abrazo enorme para ti y para Natalia :)

Jesús dijo...

Hoy, primera contracción...

esto no lo para nadie.

"Sin embargo yo creo que aquel niño se fue con ellos y todos juntos viven con otras personas y es a ellos a quienes los muebles recuerdan. Ahora yo soy otro, quiero recordar a aquel niño y no puedo. No sé cómo es él mirado desde mí"

Felisberto Hernández, "El caballo perdido".