2008-04-05

XIV Marcha de la Solidaridad


Creo que estaba en 3º del desaparecido BUP cuando participé por primera vez en la primera Marcha de la Solidaridad que se organizó en Granada, en aquel momento parte de una campaña de la ONGD Sed para recabar fondos con que financiar sus proyectos de desarrollo en América Latina. Desde entonces hasta ahora nunca me he perdido una edición de la Marcha, en la que me ha tocado hacer prácticamente de todo. Recoger basura, repartir agua, sellar, organizar el recorrido, fotografiar la marcha, recabar patrocinios, publicitar la marcha, preparar materiales para la sensibilización, contactar con la prensa, actuar como presentador del evento, escribir un manifiesto, conducir una furgoneta, y no sé cuántas cosas más. A lo largo de los catorce años de marcha he visto cómo se iba sumando mucha gente al proyecto, al equipo de coordinación, de numerosos colectivos. Lo que en principio fue una actividad vinculada a Sed y a un colegio, ahora integra a más de cuarenta colectivos, colegios, ONGD, asociaciones culturales y juveniles, y se ha extendido por varias ciudades en España. A lo largo de estos catorce años he visto cómo se han ido creando lazos, cómo desde la identidad de cada uno se ha ido generando un "ambiente de marcha" que ha enganchado a tanta gente todos estos años. No hay una única marcha, sino muchas, según cada cual la ha ido viviendo, según lo que en cada cual ha ido despertando en cada momento, según la capacidad de visión o el enfoque desde el que cada cual la mira, y la mirada contamina y transforma las cosas, construye la realidad, la realidad vivida por uno y la realidad de otros. Todo ese cruce de miradas, de los que están y de los que estuvieron, de todos los que la idearon, trabajaron y la hicieron posible, y, sobre todo, la mirada esperanzada en el futuro y el presente de quienes desde los países empobrecidos han planteado los más de cuarenta proyectos que se han podido financiar estos cartorce años, todo eso es la Marcha y todo eso se mezcla en la conciencia del equipo que trabaja cada año en su organización, en el talante desde el que se trabaja.

La solidaridad no tiene edad, dice el lema de la Marcha. Ahora bien, la Marcha ya es toda una adolescente, catorce años de tesón y trabajo tienen la culpa. No hay en Granada una actividad que reúna a miembros de tan diversos colectivos trabajando juntos durante tanto tiempo como La Marcha. La ciudad de Granada debe empezar a mirar a esta Marcha con el orgullo y el cariño que se merece. En eso vengo insistiendo en los últimos años. Una Marcha que se ha mantenido siempre al margen de usos partidistas, que debe seguir manteniéndose al margen para apuntar a la incontrovertible realidad de la injusticia, apelando desde lo lúdico y lo festivo a la solidaridad porque es pura y llanamente una cuestión de justicia.

Este año será el primero en que no participaré en la Marcha, no estaré siquiera en Granada. Se extraña mucho no estar ahí, contribuyendo a hacerla un poco más posible. El trabajo y una bebé de tres meses tienen la culpa de ello. Me permito invitar a los que leéis este blog a participar este domingo en ella y enviar a quienes la organizan el deseo de que sea como siempre un éxito.

2 comentarios:

Bobby dijo...

Que pena no haber podido estar... que tal fue todo?

Jesús dijo...

Pues no sé, estoy esperando noticias, no pude estar. Me cuento entre los parcialmente en el exilio de Granada. Seguro que fue genial.

"Sin embargo yo creo que aquel niño se fue con ellos y todos juntos viven con otras personas y es a ellos a quienes los muebles recuerdan. Ahora yo soy otro, quiero recordar a aquel niño y no puedo. No sé cómo es él mirado desde mí"

Felisberto Hernández, "El caballo perdido".