2008-05-09

Dispositivo automático de felicidad

He descubierto que mi hija tiene un dispositivo automático de felicidad. Funciona simplemente al acercarme a ella. Sus ojitos se iluminan y empieza a mover las piernas y los bracitos a toda velocidad. Sonríe, habla y grita en su idioma de bebé. Se ríe.

Cuando pienso en dirigir mis manos a su cuerpo para levantarla en brazos ella se adelanta y parece ya saberlo. Entonces también acciona ese dispositivo automático. El hecho de que la tengan en brazos se convierte en el gran acontecimiento, en la pequeña fiesta cotidiana. Y ese dispositivo automático actúa sobre mí y hace que no pueda evitar sonreír a mi vez, sonreírle, darle un beso, mientras ella, contenta, se muerde sus deditos. Ya está mirando para otro lado, riéndose de esa niña igual a ella que sale del otro lado del espejo o mirando los colores de las flores secas sobre la mesita bajera.

Ese dispositivo funciona igual a las seis y media de la mañana, a las doce del mediodía o por la tarde. Pero cuando se activa a uno se le olvida la hora que es y se siente transportado a ese absoluto que es el mundo de Sofía donde uno se descubre cada día cosas nuevas y disfruta del regalo que me hace de ser su padre.

4 comentarios:

N dijo...

Es que vuestra niña es feliz. Dicen que los bebés lo son cuando se sienten queridos y protegidos, cuidados y deseados. Así que enhorabuena por esa corriente de felicidad mutua que habéis creado, la verdad es que es para quitarse el sombrero.

Bobby dijo...

Que maravilla es la vida

Jesús dijo...

La vida puede ser maravillosa, pero lo que es Sofi... desde luego.

Gracias, abrazo,

Ra dijo...

Teneis un lote de sonrisas diarias aseguradas. Qué rica.

Abrazos a los tres.

"Sin embargo yo creo que aquel niño se fue con ellos y todos juntos viven con otras personas y es a ellos a quienes los muebles recuerdan. Ahora yo soy otro, quiero recordar a aquel niño y no puedo. No sé cómo es él mirado desde mí"

Felisberto Hernández, "El caballo perdido".