Julio Cortázar creía en lo que él denominaba "figuras", coincidencias reiteradas que saltaban de la ficción a la realidad o de la realidad tangible y cotidiana a la realidad otra del subconsciente. En el jardín de mi casa de Granada, dejado de la mano del hombre, han crecido malas hierbas, de un tronco grueso, lleno de espinas, hojas retorcidas acabadas en pequeños pinchos. Han serpenteado sobre mis plantas domesticadas, ahogando las que yo planté no hace mucho y alguna de las que mi padre plantó, hace más. Recibí curiosamente una visita desagradable, justo fue ahí cuando me dí cuenta de la existencia de la planta. Ahora no puedo dejar de pensar en su tallo peludo y su silueta irregular, su mosntruosidad que me recuerda el final de otro momento triste y desagradable, la venta de una propiedad heredada. El comprador, después de un año de crisis en el que nada parecía venderse, fue un hombre físicamente monstruoso. Pobre.
Aquel sujeto elefantiásico y mi planta conforman una figura. El argumento de un corto por rodarse. La plasmación de relaciones humanas que hemos dejado crecer como si fueran monstruos. Ahora sólo pienso en esa planta, en cómo hacer para arrancarla. Expulsarla de mi casa para no verla más.
2 comentarios:
Me alegro de que hayas vuelto a dejarte caer por aquí, amigo mío. Supongo que el trabajo y la familia no dejan demasiado tiempo libre, pero poco a poco. Un abrazo.
Querido Alfonso,
sí. Estoy más liado que la pata de un romano. Muchas gracias por la visita.
abrazo
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