2009-08-14

Salvando a la enfermera de Rayán

En la época de la reproductibilidad consejeril crecen como los hongos en la cara norte de los árboles los chivos expiatorios en la misma proporción en que los excelentes encorbatados estrenan bolsos, chalecos o cargos políticos. Es la época de la España del postpelotazo, la de los trajes sin cabeza, cuando el delirio sigue siendo un río desbocado donde ahora asoman por fin los cascotes arrastrados estos años. Los ejemplos son legión...

Infinitamente a destiempo miremos lo ocurrido con Rayán, el bebé de la primera fallecida por la gripe A (tiene huevos), muerto por el error terrorífico de una enfermera formada espectacularmente en universidades españolas- según el consejero de turno. La enfermera, anónima aún- milagro mediático-, es deslizada rápidamente en la escena. La construcción del chivo expiatorio empieza en los responsables del hospital, primero, y concluye en las declaraciones del consejero encorbatado, después. Por suerte se da a conocer un informe del Consejo General de Enfermería en el que se reconoce que el hospital Gregorio Marañón vulnera la normativa. No obstante el brazo ejecutor fue el suyo y existió- al parecer- su error, ahora bien, ¿está como se le pide en disposición de negarse a llevar a cabo el trabajo que se le encomienda? ¿Hasta qué punto es creíble que una enfermera novata en su primer día de trabajo decida motu proprio hacer lo que nunca ha hecho sin supervisión y sin haber recibido ninguna orden expresa al respecto? ¿El Gregorio Marañón es el único lugar donde pudo pasar esto? Pensemos en nuestras profesiones, ¿no se parece un poco demasiado la escrupulosa legalidad vigente en ese hospital, como en un primer momento nos quisieron hacer creer los responsables médicos, a la que impera en nuestros trabajos? ¿No es verdad que vivimos en un país de sustitutos interinos? ¿Acaso la excelencia en los papeles no maquilla un cuerpo cada vez más precario y en ocasiones corrupto en la Universidad, la Sanidad, la Educación? ¿Habría sido posible este circo intra-sanitario si se tratara de un médico no de una enfermera?
La enfermera de Rayán cometió presuntamente el error más visible posible. Y eso es lo más alucinante: el que precisamente haya ocurrido algo así cuando todos los focos descansaban en ese bebé prematuro. Nos deja majaretas pensar hasta qué punto alcanza el cinismo de quienes debían, por higiene mediática tal vez, haber puesto atención en que el cuerpo sanitario no se necrosara en ese punto y no lo hicieron. Obviamente no me refiero a la enfermera.
Alucinante, como pocas cosas, ciertamente. O mejor, alucinante como la realidad.

2 comentarios:

Bobby dijo...

Bueno! y esto lo puedes aplicar a cualquier profesión! Lo que pasa es que no es lo mismo que se te muera alguien que se produzca una tragedia cotidiana, por ejemplo, en una clase... y lo peor de todo es que no podemos gritar lo que quisiésemos. Si así fuese... hasta tu post sería mas directo.
Abrazos

Jesús dijo...

Hasta mi post sería más directo... ummm, ¿de qué piensas que va el post, querido M... que diga, Bobby? ¡Buenas vacaciones, y a ver si invitas a conocer tu nueva casa!

"Sin embargo yo creo que aquel niño se fue con ellos y todos juntos viven con otras personas y es a ellos a quienes los muebles recuerdan. Ahora yo soy otro, quiero recordar a aquel niño y no puedo. No sé cómo es él mirado desde mí"

Felisberto Hernández, "El caballo perdido".