
Recapitulemos después de la publicidad: mesa de operaciones, Ferdinand a punto de ser operado de algo en el ojo, el Coronel Tapiocca vestido de cirujano preparándose para entrar en acción. Uniformes naranjas. Y Hammond que ha entrado por la ventana subido en el caballo de mármol blanco. Palomas, cientos de palomas que empiezan a colarse por la ventana abierta como abejas furiosas. Hammond viste su vieja gabardina, en sus manos se halla, magnífico y redondo, el huevo de Ferdinand. “¡Oh, my God!”- exclamó éste, tumbado sobre la mesa de operaciones en el centro exacto del Salón de Plenos del Ayuntamiento. “¡Oh, Dios mío!”... (fragmento de "El huevo y la paloma" (novela) buscando feedback amigo)
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