2011-10-17

Camino del cielo


Ha abierto de nuevo el Teatro Circo de Murcia. Tuvimos la oportunidad el viernes de asistir a Himmelweg, una reflexión sobre el fascismo en la que Mayorga propone un excelente juego metateatral que nos hace pensar en el modo en que nos plegamos a creer lo que no puede creerse, en el fondo no queriendo del todo romper la ficción que vuelve aceptable la realidad- o el horror-. La obra cuenta la historia de un observador de la Cruz Roja que visita un campo nazi y no puede más que reproducir en sus informes lo que la ficción diseñada por los alemanes ha previsto para sus ojos. Su complicidad involuntaria es también la complicidad de los espectadores ante otro espectáculo, el que nos inunda a través de los medios cada día, por ejemplo. La suya es también nuestra asunción de la necesidad de lo que ocurre. La interpretación a cargo de la Compañía Ferroviaria en cambio fue discreta, aunque tuvo momentos brillantes: lo mejor, el monólogo del comandante del campo, a la sazón autor teatral, en el que se manifiesta la medida en la que la cultura o la academia - también hoy- está desactivada de consecuencias políticas y puede compatibilizarse con el oscuro ejercicio del poder.

La mejor noticia es la restauración del Teatro Circo. No conocíamos en Murcia un teatro de estas características. Del tamaño perfecto. Y precioso además. Ojalá la programación del mismo apueste en estos tiempos de crisis por obras de calidad. Himmelweg es un buen comienzo.

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"Sin embargo yo creo que aquel niño se fue con ellos y todos juntos viven con otras personas y es a ellos a quienes los muebles recuerdan. Ahora yo soy otro, quiero recordar a aquel niño y no puedo. No sé cómo es él mirado desde mí"

Felisberto Hernández, "El caballo perdido".