2007-10-05

Post-literatura

foto: Natalia Moraes. Desde la azotea del Centro Pompidou-París.06.


Creo que era Chejfec quien afirmaba que se encontraba incómodo hablando de inéditos porque eran fantasmas hasta que no se hacían libros. Sin duda, aún para algunos lectores, los libros son todavía tan reales como una promesa, una especie de objeto diseñado a imagen y semejanza de la textura de los dedos. Sin libros puede parecer que la promesa es efímera y caduca y en el universo blog la literatura a menudo juega en contra de la imprenta. Cuanto más uno busca la segunda, menos encuentra la primera. Alguien argumentaría que sin sanción editorial no ha de haber literatura. Pero ese es un problema secundario.

Yo no era muy de escribir ni navegar por bitácoras. La interactividad, la relación directa, la democracia, olían mucho a decir que los pocos que leían ya no abrían un libro. Se podían leer tres líneas por post, y antes que leer, escribir, y antes que hacer esto último, publicar, hasta que- ¡enhorabuena!- todos somos escritores: por fin se acabó la literatura. Las lecturas de un blog están motivadas por relaciones humanas, cartesianas o virtuales, y muy a menudo el vagabundeo responde a un acceso- como algún investigador de los medios afirma- a relaciones personales en marcha, como en una especie de nostalgia de la vieja comunidad real. Además, la sanción, cuando no procede de la firma del individuo en otros medios, viene dada por una popularidad que legitiman empresas que valoran el ranking de visitas y éstas últimas siguen estando determinadas a menudo por el grado de “socialización virtual del individuo” o la capacidad de estar "al día" en la polémica de turno o en los enlaces convenientes.

Sucede que, últimamente, cuando los escritores más jóvenes se hacen escritores, es decir, cuando logran salir definitivamente del armario en la realidad, a veces cierran cuidadosamente las puertas del viejo yo virtual. Y si algo ponen en juego en la red a menudo corre en paralelo a las obras y persigue ante todo su publicidad. Algunos continúan publicando blogs otros empiezan a hacerlo, aunque las mejores piezas de literatura en internet sean textos que vienen prestados de Gütemberg en busca de una difusión más global (¡bendita posibilidad!), y sus firmas, bajo pseudónimo o no, acaban reconociéndose al pie de algún artículo en la prensa o en la tapa de algún libro, por los cuales- de algo hay que vivir, claro está, es completamente justo- tenemos que pagar. Si este último hecho le confiere valor a la imprenta como sancionador de unos mínimos de calidad, también puede leerse como la lógica imposición de unos derechos de explotación. Los escritores que pueden ser negocio no deben publicar sus obras fuera de los medios que las editoriales permiten. Si lo contrario ocurre los blogs se convierten en paparazzis que revientan la exclusiva.

Uno es consciente de que mucho de esto y algo más hay en el impulso que lleva a un escritor a colgar su texto en la pizarra invisible de lo virtual. Pero en muchos blogueros que conozco, no se trata simplemente de una búsqueda de reconocimiento ni de una autopromoción, sino más bien de un gesto, y en ese algo más se juega una parte de su valor. En lo virtual hay un extra al igual que lo hay en el medio impreso, todavía el hecho de poder tocar las páginas de un libro con las yemas de los dedos para muchos confiere literariedad a las palabras que se han juntado. Todo tiene mejor pinta adentro de un libro, ¿no?

Pero internet es el espacio de una especie de literatura no sancionada (en trance de ser sancionada), de post-literatura o literatura del post. Un gesto diario de escritores anónimos que salen del anonimato y cuelgan párrafos y versos que serán recogidos y leídos al azar en rincones imprevistos. Es la literatura de los no-escritores, la del género del post, en la que las palabras permanecen inéditas. Porque en la blogosfera los términos "inédito", "edición" e incluso "autoedición", tienen cada vez menos sentido. Algunos no-escritores estarán en trance de serlo, pero otros se quedarán en el gesto, y su literatura viajará por la red con la velocidad de la información. Y en esa amalgama de información navegan a la deriva pedazos memorables de la post-literatura.

Internet es una imagen de palabras: la de miles de personas colgando sus nubes de palabras que golpean o acarician la imaginación al azar, lluvia que cae de arriba a abajo, de abajo a arriba, en todas direcciones. A menudo esas direcciones como en las recomendaciones, vienen dadas por la proximidad afectiva o estética, o la casualidad o los intereses comunes. Pero en cualquier caso, lo que trato de compartir es que cuando uno encuentra un no-escritor que escribe y lo hace extraordinariamente bien, un escritor del gesto, el gesto del “post”, un gesto completamente gratuito, su descubrimiento literario en el vagabundeo universal de la blogosfera produce un placer que quizás no sea idéntico pero que puede parecerse al placer que da encontrar un autor inesperado en una feria de viejo. Uno lee, manosea, sobrevuela con la mirada las hojas, al final sólo compra un par de libros, pero camina de regreso a casa con ideas y frases de libros que provocan y remueven, conminándote a volver a visitarlos.

Internet es una feria de viejo de lo nuevo. Hacer posible el encuentro con esos gestos desconocidos justifica perderse en la blogosfera. Aun a costa de extraviarse del recto camino de la literatura.

Y para empezar a extraviarse os recomiendo un artículo de la "Revista de Cultura Quorum" de J.Menéndez Llamazares sobre los blogs literarios en Cantabria.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un post magnífico. Te enlazo, Jesús...

cuándo nos vemos?

Jesús dijo...

Estaré encantado de quedar contigo. Mejor de tardecita-noche que estoy con la tesis a tope.

Y antes de que sea papá porque luego va a ser más lío.

abrazo,

N dijo...

Para mi, la intimidad de leer un libro, la comodida visual, la distancia a la que te permite llegar... no la he encontrado en la blogosfera.
Me ha parecido muy bueno tu post, le ha dado forma a ideas que me rondan la cabeza. Es la diferencia de los buenos escritores, nos dejáis las ideas activadas tras leeros.

Bobby dijo...

Ahora, pasado el tiempo, leo por fin este post. Se me había pasado. Te doy la razón en todo lo que dices, querido amigo. Fantástico. Un abrazo y besos a la familia!

"Sin embargo yo creo que aquel niño se fue con ellos y todos juntos viven con otras personas y es a ellos a quienes los muebles recuerdan. Ahora yo soy otro, quiero recordar a aquel niño y no puedo. No sé cómo es él mirado desde mí"

Felisberto Hernández, "El caballo perdido".